Ya he dicho otras veces que odio los domingos. (los odio).
Hoy es día de las mamis. Cuando tenía 19 años y pasé mi primer diez de mayo fuera de casa pensé que iba a ser un día común y ya. Pero no contaba con la hora y media de trayectoria en camión de la escuela a la casa y la gente que subía y bajaba con globos y flores y regalos. Llamaba a casa para felicitar a mi abue y mi mamá y batallaba para oirme alegre y no llorar... no quería que se dieran cuenta como las extraño. Para mi fortuna, siempre andaban en la party con la familia y superalegres y no se daban cuenta.
Cuando falleció mi abue se me empezaron a cargar más los diez de mayo. Siempre me encuentro a mi misma casi a punto de llamar... contenta porque la voy a escuchar feliz. La escucho en mi cabeza diciendo "¿Cómo está mija?".
Llamé a casa y mi mamá está muy contenta, nos reímos y quedé de llamar más noche. Una de las cosas que he aprendido de mi familia es el arte de estar bien para no preocuparnos los unos a los otros. (creo que por eso nadie de ellos sabe que este rincón de mi cabeza existe).
Creo que ando hormonalmente en desventaja...
Y es mucho más fácil estar sola que convivir con una pared. Odio a las paredes humanas. Todas las veces que estuve a punto de volverme dura, conseguí volverme más etérea.
Es más fácil así.
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