Nov 22, 2009

coincidencias.

Hoy ando down. Me choca que me despierten y me choca tener tanta ira. Me siento -de la nada- fúrica. Hay sentimientos que no logro comprender es como si estuviera en lucha constante contra mi misma. Y -obviamente- no se quien va ganando.

Cosa graciosa, salió esto en el feisbuc:

Lo gracioso es que le atinó a como me siento, de hecho en metatextos hice un cuento al respecto hace un montón. (lo dejo adjunto).

Me tengo que terapear sola... y siempre me funciona escribir y escuchar la voz de Maynard James Keenan... es como coquetear con mi lado oscuro... no se.

Y me sigo repitiendo que algún día entenderé todo eso que traigo dentro y no se de dónde salió.

Algún día...






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La Voz

Sentada frente a ella, trato de lograr lo que me pide y relajarme. Imita mi posición y sonríe.

- ¿Estás lista?
- La verdad no.

Cierro los ojos, su mirada siempre me ha asustado. Escucho su voz.

- Estás lista. No lo sabes pero lo estás.

No contesto. Escucho mi respiración acelerada. Trato de controlarme. No quiero que ella lo note.

Y lo recuerdo:

Era yo una niña la primera vez que la vi. Durante una tormenta fuerte, se fue la luz en casa. Mi mamá prendió unas cuantas velas y dejó una en la habitación donde jugaba. Cuando salió del cuarto, me quité los zapatos y me puse a brincar en la cama, una preciosa cama con cobertores rosas y almohadones con tejidos de colores. La vela estaba frente al espejo. Un estruendo se escuchó y un rayo iluminó la habitación. Y allí estaba ella. En calma, me miraba brincar, se acercó a mí y brincamos juntas. Me sentía contenta, al fin tenía una amiga con quien jugar. Desde ese día fuimos inseparables.

- ¿Qué es lo que estás viendo? – Me pregunta de pronto.

Vuelvo a notar mi respiración agitarse. Empieza a envolverme un miedo espantoso, la terrible seguridad de que puede saber que pienso y observar cualquier imagen que visualice.

- ¿Porqué no me contestas?
- Perdón, no te escuché. – Miento. Siempre percibo su voz. Tan particular, tan profunda, tan ajena.

- ¿Qué viste?
- La última vez que estuve sola.

Un momento de silencio, lo suficientemente largo para animarme a abrir los ojos. Sigue aquí. Me mira apacible y sus ojos, aunque sonrientes, me siguen dando miedo. Es su silencio lo que me intriga. Pero me doy cuenta. Me levanto y camino hacia ella, mientras comienzo a llorar.

Y rompo el espejo.

3 comments:

Karabá said...

Me gustó muncho tu cuento. Miedo. Voces, ¿te quieres casar conmigo? (jaja es lo q digo pa expresar profunda admiración -y confianza)

Ana Marinera said...

¿Si te dije que en la escuela donde doy clases hay una versión tuya en niña?
Hasta se llama como tú... y es lo más raro, porque sí se parece a ti.

daniela said...

wow... me dieron escalofríos, me gustó :)