Miré mis manos y me acordé de mi abuelita.
Cociné uno de los cafés instantáneos que compraba cuando iba a llegar de mis vacaciones.
Me puse a platicarle en voz alta. A preguntarle lo que me pregunto todos los días. A ver si de dónde está puede ver más que yo.
Y así de pronto, ya se que tengo.
No comments:
Post a Comment