Oct 20, 2011

Y pasaron 10 meses.

La última vez que hablamos, yo estaba en la biblioteca. Disfrutaba la ventana y el hecho de que permitieran meter café. Leía feliz y pensaba en tomar muchas fotos para no olvidar nada. Cómo si una cámara pudiera grabar cómo me sentía en ese momento.


De alguna manera me enamoré torpemente como por sexta ocasión de ti. Lo extraño es que siempre termino adorando diferentes partes cada vez... En ésta ocasión fueron de tus te quieros torpes y (creí yo) más sinceros. De nuestras diferencias y distancias, de nuestra nostalgia y sobretodo de las ansias.


Ese limbo maravilloso dónde las partes más importantes de mi día eran suspirar por ti llegó a un clímax. Mi adicción a ti se volvió peligrosa y me empezaste a doler, otra vez.


- Déjame libre.- Te dije sin desearlo... sabiendo que eras capaz de hacer eso por mi.


Asumiste que tu silencio me liberaría. Y de la nada terminó. Y salí del limbo en el que nuestras alegrías por encontrarnos eran mutuas y volví a mi rincón patético dónde aún hoy en momentos repentinos (a mitad de una película, enmedio de una plática, cuando firmo un examen, cuando camino a casa) te recuerdo, siento un calor inmenso en mi corazón y alucino que tu también estás pensando en mi.


Durante estos meses volvimos a ser amigos. Amigos que casi no se hablan, que buscan un pretexto de vez en cuando para saludarse. Y nada más.


Ayer me di cuenta que desde que sucedió por última vez (porque ha sucedido varias veces antes) ha pasado casi un año. Me di cuenta que tú pasaste de página y yo tengo casi un año añorando esos dos meses. Buscando señales, deseando que algún día....


Ayer me di cuenta que debo dejarte ir. 


No se cómo, lo reconozco. Me gustaría que mis últimas líneas fueran tan definitivas como mis historias... pero no se cómo. Pero el que no sepa cómo hacerlo realidad no significa que no pueda soñar, intentarlo, y escribirlo.


Te dejo ir entonces... sin esperar que algún día. Sin esperar nada. Simplemente te dejo libre cómo me dejaste a mi. Dejo todo esta ansiedad y nostalgia. Dejo mis ilusiones y mis esperanzas. Te adoro de manera platónica (porque yo aprendí de niña que lo platónico es perfecto) y te deseo lo mejor... 


Lo que fue y lo que no pudo ser, 
lo dejo todo aquí.

2 comments:

Ana Marinera said...

Se me hace que lo escribí yo dentro de unos años.

Chavaluria said...

:(