Apr 14, 2011

Cuando la menor de mis primas tenía como un año la vi hacer un berrinche y tuve una revelación.


La bebé iba gateando a madre para alcanzar a su madrina que se estaba despidiendo y cuándo vio que se fue rompió en llanto y puso su cabecita en el suelo. Lloró desconsoladamente como por dos minutos y luego alguien le habló. Al levantar su cara vi que de la nada sonrió y se puso a jugar con sabequién a carcajadas.


Pensé que así debe ser el dolor: intenso, breve y a lo que sigue con una sonrisa.






Hace una hora me rompí. Las presiones de mi cabeza me ganaron. Me encerré, lloré, quité peso de mi cabeza a tijerazos y me di un baño.


Estoy sentada siguiéndole como zombie, con la esperanza de que mañana pueda levantar mi rostro y sonreir otra vez. 

1 comment:

Dib said...

Yo puedo intentar tomar el papel de "sabequien" y hablarte para ver si puedo hacerte reir a carcajadas.

Supongo que soy muy bueno en eso, porque mi Doctor se ríe como poseído cada que lee los reportes que le envío.